La verdad oculta de los frutos secos
En
las últimas tres décadas el consumo de almendras, avellanas, nueces, higos
secos, dátiles o pistachos se ha incrementado notablemente en toda Europa.
Pero
la comercialización de estos alimentos, hoy casi indispensables en los mentís
de las personas que desean cuidar su dieta, ha venido acompañada de una lenta
pero inexorable penetración de la industria química.
Conviene
conocer los riesgos que puede conllevar la ingestión de estos productos. Los
tratamientos con bromuro de metilo, hoy prohibidos, el conservante E-220 (los
sulfitos generadores de migrañas), y la formación de aflatoxinas son tres de
los problemas principales.
Vamos
a verlo un poco más, y también lo que podemos hacer para que comerlos resulte
tan saludable como inofensivo.
DIETAS ACTUALES,
VEGETARIANISMO Y FRUTOS SECOS
El
vocablo, frutos secos, suele abarcar tanto a los frutos con cáscara, como los
cacahuetes, nueces, almendras, avellanas, pistachos o anacardos -entre los más
conocidos-, como frutos que han sido conservados mediante un proceso de secado
natural, como los dátiles, higos secos, albaricoques o melocotones secos
(orejones), ciruelas secas, pasas de uva con o sin pepitas.
Como
se sabe, los frutos secos en su conjunto poseen un gran valor dietético y
nutritivo. Aportan una cantidad respetable de proteínas y grasas vegetales sin
poseer la hipoteca del coles- terol ni de las toxinas que contienen las carnes
y pescados. Estas cualidades los convierten en un alimento casi indispensable
en dietas de bajo poder calórico, como dietas vegetarianas o regímenes
terapéuticos para enfermos cardiovasculares.
Otro
factor que ha contribuido al incremento del consumo de los frutos secos lo
constituye su promoción como aperitivo «para picar» en los ratos de ocio. En
los países comunitarios se suelen ingerir en grandes cantidades mirando la
televisión y acompañados del refresco favorito.
A
mediados del siglo pasado, cuando la obtención de frutos secos en nuestro país
aún se hacía a granel y su comercialización poseía un carácter regional, el
consumo no solía aportar riesgos. A partir de la década de 1970, de la mano de
la expansión económica y de la industrialización del sector alimenticio, este
panorama empezó a cambiar.
GRANDES EMPRESAS
Aparte
de la concentración de capital, la industria alimentaria introdujo toda una
serie de novedades en su presentación. Comenzó así el pelado de los frutos -incluso
de la piel interna-, aderezamientos (sal y especias) y un envasado atractivo.
Esta
estrategia, junto con los almacenamientos a gran escala y su extensa distribución,
llevó rápidamente a problemas en la conservación, pues almendras, nueces y
cacahuetes son muy vulnerables ante hongos e insectos. El remedio -tan malo
como la enfermedad- lo aportó la industria química con conservantes y
fumigaciones.
La
penetración de los monopolios en el sector de los frutos secos se ha acelerado.
Gran parte de los frutos secos, tanto envasados como a granel, que se expenden
en nuestro país, proceden de mayoristas y empresas internacionales, básicamente
compañías norteamericanas. Estos alimentarios suelen producir los frutos bajo
un fuerte régimen de abonos nitrogenados y un empleo indiscriminado de
plaguicidas convencionales; además, ciertos cultivos, como los cacahuetes,
contribuyen a la desertización y empobrecimiento de los países del Tercer
Mundo.
La
prohibición del bromuro de metilo (2005-2015), todavía da quebraderos de
cabeza en países del tercer mundo y en otros países, entre ellos España,
perdidos entre moratorias y trucos para sortear la prohibición. Insistimos en
que el bromuro de metilo es uno de los pesticidas más tóxicos que se conocen.
Aparte
de algunas partidas que provienen de la provincia de Alicante, españa, la
mayor parte de los que se ofrecen en nuestro mercado proceden del norte de
Africa y Oriente Medio. A los dátiles envasados se les añade a menudo el
conservante E-220 (dióxidode azufre), que es una sustancia tóxica indeseable,
los hoy lamentablemente populares sulfitos.
Otros
envasadores optan por darles una capa de glicerina (parafina), lo que dificulta
su correcta digestión por la mucosa del estómago.
La
mejor prueba de lo innecesarios que son los conservantes en el caso de los
dátiles lo demuestra el que en el mercado se expendan dátiles sin conservante
alguno, fáciles además de reconocer por su delicioso sabor y por ponerse a la
venta unidos a las ramas de la palmera, así como la mayoría de dátiles de gran
tamaño y sabor, conocidos como «jumbo».
HIGOS SECOS
Los
higos son de los escasos frutos secos que no contienen ningún conservante. Los
más aptos para el consumo son Consejos para el consumidor
Deben
preferirse los frutos secos provenientes de cultivos ecológicos (es decir, de
cultivos no dependientes de abonos químicos y plaguicidas) a los
convencionales. Procuraremos adquirirlos en establecimientos de confianza, con
los que podamos seguir con certeza el origen y el camino hasta llegar a
nuestras casas.
Elegiremos
preferentemente los frutos secos integrales, es decir, con cáscara. Así se
evitan los tratamientos químicos posteriores y los conservantes.
En
el caso de las avellanas, cacahuetes, nueces o almendras peladasy envasadas...
debido al problema de las aflatoxinas es conveniente:
restringir
en general consumo de los frutos secos sin cáscara;
-preferir
los envases de vidrio a los de plástico;
-adquirir
prioritariamente frutos secos de empresas regionales o comerciales envasados
en cajas; pero los higos que se expenden en pastillas prensadas (también los
del pan de higos) han perdido -desde un criterio na turista- gran parte de su
valor alimenticio desde el momento en que se abre el fruto.
Desde hace ya bastantes
años se sabe que puede desencadenar signos agudos de envenenamiento, como
cefaleas, vómitos, mareos y diarrea, así como espasmos en los músculos
bronquiales, muy peligrosos para los asmáticos.
En
personas sensibles estos síntomas aparecen con concentraciones muy bajas (del
orden de 20 a 40 mg por día para personas de 70 kg); otras deben ingerir dosis
de hasta 1.000 mg para notar dichos efectos. El dióxido de azufre es además una
sustancia sospechosa de producir cáncer y de probado poder mutágeno sobre
virus, plantas, bacterias, moscas, etc. La OMS permite una ingestión máxima de
50 mg al día para una persona adulta.
AVELLANAS
Son
uno de los frutos secos más recomendables por su resistencia a los
microorganismos. Tanto si se venden con cáscara, como peladas en envase de
plástico o de vidrio, no son sometidas a ningún tratamiento químico ni contienen
conservantes.
ALMENDRAS
Las
que se expenden con cáscara son las más recomendables por hallarse libres de
tratamientos. Las almendras peladas, sobre todo las que comercializan las
grandes multinacionales de frutos secos, suelen ser tratadas con bromuro de
metilo, un insecticida de gran toxicidad, cuyo uso se ha restringido enormemente
por las intoxicaciones agudas que ha provocado en los últimos años.
En
defensa de este peligroso compuesto, la industria suele argumentar que
desaparece al cabo de poco tiempo de
los productos, lo que en el caso de los frutos secos -por su alto contenido en
lípidos-no es cierto, ya que siempre permanece un residuo en la grasa de los
mismos.
Cuando
las almendras peladas se expenden en sobres o envases, aunque no contengan
conservantes, pueden producir aflatoxinas, que más adelante veremos con
detenimiento. No olvidemos tampoco lo nociva que resulta la
salazón
de las almendras y otros frutos secos
para las personas que padecen hipertensión, así como lo indigestas que son las
almendras «garrapiñadas, por haber sido elaboradas por medio de frituras y
contener gran cantidad de azúcar.
Recordemos
también la recomendación de no ingerir almendras amargas, ya que contienen
ácido cianhídrico, un veneno natural.
Por
su tendencia a ponerse rancias y formar posteriormente aflatoxinas, las nueces
deberían consumirse exclusivamente en su temporada (la cosecha es de octubre a
noviembre). Lamentablemente, muchos mayoristas y vendedores suelen expender
cada año nueces de la temporada anterior haciéndolas pasar por nuevas.
Otro
truco es mezclar nueces de ambas temporadas. También han de preferirse las
nueces con cáscara a las peladas, por el peligro de las aflatoxinas.
Las
nueces de California han estado muchos años en el punto de mira, ya que todo el
proceso de producción y comercialización a gran escala supone numerosos
tratamientos químicos sobre los árboles. Además, tras la cosecha las nueces
reciben un blanqueador químico para que obtengan un color claro, junto con
etileno, para desendurecer la
cáscara. Hoy, puede decirse que existe un seguimiento más estricto de todo el proceso.
cáscara. Hoy, puede decirse que existe un seguimiento más estricto de todo el proceso.
Por
otra parte, las nueces que se comercializan sin la piel de color castaño
interior (una piel perfectamente saludable y masticable) es porque han recibido
una solución de carbonato sódico y glicerina.
También
en el caso del cacahuete es recomendable comprarlos con cáscara, así como
evitar el tueste, ya que éste destruye parcialmente el valor nutritivo del
fruto. Como en otros frutos secos, la comercialización de cacahuetes pelados
en envases -normalmente sin vaina implica el riesgo de la formación de
aflatoxinas, sustancias producidas por hongos microscópicos en proceso de
fermentación.
Se
han identificado cuatro clases de aflatoxinas tóxicas, bautizadas como Bl, B2,
Gl y G2, siendo la primera la más peligrosa para la salud. Las aflatoxinas son
sustancias de gran poder cancerígeno, como han probado numerosos estudios
científicos.
El
más conocido se realizó en Tailandia, donde en algunas regiones de consumo de
frutos y manjares atacados por las aflatoxinas aumentó un 10% el cáncer de
hígado en la población. Tras cientos de publicaciones en torno al tema, los
toxicólogos están de acuerdo no sólo en su capacidad cancerígena, sino en el
hecho de que los frutos secos son uno de los alimentos donde resulta fácil su
generación.
La verdad oculta de los frutos secos
Reviewed by admin
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Creo que no es mucho lo que se puede hacer; vamos camino a un precipicio, ya que la tierra toda en sí está contaminada y nada menos que por el "homo sapiens" Nosetros los humanos.
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